lunes, 4 de junio de 2007

Hoy Tuve Tiempo


Hoy tuve tiempo de desayunar en mi cama, de tomar la leche fría, de saborear sorbo a sorbo y trago a trago lo dulce de esa nueva marca que compras en la bodega gringa –tiene más consistencia –me dices cuando estamos callados y necesitamos alivio. Dejo el vaso, suspiro largamente, me abalanzo sobre mi brazo izquierdo, parpadeo por decenas y termino de despertar bostezando. Con gran esfuerzo pero renovada energía; me sostengo durante un instante sobre el alter-ego del primer brazo y lentamente me incorporo tratando de hacer tronar mi médula espinal. Unidas las piernas, en posición de ejercitar los abdominales y hacer gimnásticos, traslado hacía la derecha ambas piernas, las desdoblo y cautelosamente poso los pies unos centímetros arriba de las tiras de madera que conforman el piso de la habitación. Por ser jueves, insisto en la peligrosidad de adelantar el pie izquierdo del diestro a dejar el mundo de las fantasías y colocarlo en el de la agonía, y me impulso con ambas manos hacia el aire para asegurar la permanencia y colocación de ambas extremidades en un mismo lapsus.


Hoy hubo tiempo de prender el boiler para bañarme con agua sumamente caliente. Con la bata de franela puesta y las perillas de aluminio inoxidable frente mío, decidí desnudarme y refrescar mi alma de los calores veraniegos. Disfruté el bendito chorro de agua que por lo general maldigo por las urgencias ocupacionales e inclemencias del tiempo; shampoo rojizo olor manzana y densa espuma para afeitar me dieron la clave de una cabeza fresca. Hidratados hilos, recorren mi cuerpo y pelean a muerte con el pedazo de tela marítimo, ayudo un poco al némesis del cuerpo acuoso y sigue siendo temprano.


Tirado sobre el sofá, increpo a los dioses más salubres días como hoy. Me encojo y recuerdo mis felices e inmemorables días fetales, cierro los ojos, vuelvo a parpadear y estiro todo mi cuerpo de manera repentina, los brazos al aire, la piernas extendidas, la bata abierta y el sexo sin censura me causan un grito de júbilo y liberación. De la misma forma que me metí al mundo de los vivos horas antes, me aviento a la realidad controlada por las leyes de ética y moral y pienso en lo prudente que sería salir vestido a la calle. Y si no usara ropa interior– no se si lo dije o lo pensé, pero no importa porque el inconsciente habló por si mismo. Sin calcetines, al contrario de la mayor parte de los hostiles días, me quedo observando detenidamente mis falanges inferiores. Me paro nuevamente de mi lugar, me encorvo lo suficientemente necesario para ver con el alma mis portadores de zapatos, tomo la toalla que se encontraba asentada en el respaldo del sillón y entiéndase esto: Hoy me dio tiempo de cortarme las uñas.


Recorto un poco más esta y un poco menos la otra; una sale disparada y me divierte el soñar despierto que se le clavara a alguien en un ojo como en las películas de antaño. Hoy tuve tiempo de pensar todo esto, hoy tuve tiempo de imaginar, de crear, de pegar colores a las paredes de tirol blanco, de abrir las ventanas y saludar a la vecina, también tuve tiempo de verla contonearse mientras tendía la ropa y dibujarme un gesto de satisfacción en todo el cuerpo. Hoy tuve tiempo además, de tomar el camión temprano, tuve tiempo de saludar al chofer del camión al subirme y no molestarme porque solamente me preguntara a donde iba: –¡Ay vamos! Si ya sabes donde me bajo amigo, siempre corro intentándote alcanzar cuando ya vas en la siguiente parada y tu aceleras más –pensé, pero jamás te he guardado resentimiento, siempre me molesto conmigo y me reprocho el ‘hubiera’. Hoy tuve tiempo de irme sentado y entrar a la ciudad unos minutos antes de su acabose. Hoy tuve tiempo de sonreírle a la gente al pasar cuando me veían mover los labios al momento que vibraban los audífonos con la música que ya casi no escuchaba. Hoy, simplemente ‘Hoy’ ya es tiempo y Hoy tuve tiempo de salir a tiempo y con tiempo de sobra para perder el tiempo. Hoy tuve tiempo de hacer muchas cosas, hoy caminaba feliz, hoy tuve tiempo de vivir para mí, pero olvidé llamarte.