miércoles, 25 de abril de 2007

El Triunfo De La Derrota

Apoyas el primer pie en el lugar de la acción y la pierna poseedora del segundo pie, todavía se estira intentando agigantarse a un par de segundos justo antes de que todo comience. Seguido, arqueas un poco tu espalda para lograr la posición indicada y rezas la versión minimalista del ‘Padre Nuestro’, pidiendo por este día, por ti, por este suceso tan importante. En un instante, sin pensarlo, escuchas el disparo (en sus versiones más presuntuosas) y te sientes como si fueras jalado involuntariamente por una carreta de bueyes desbocados hacia un barranco... todo esto, voluntariamente. Lo empiezas a dar todo, incluso más de lo que jamás creíste, empiezas a sentirte caliente, no sientes la fatiga, los músculos no le responden a tu mente como si ya estuvieran programados con una única meta... Llegar al final. Sientes que todo terminará rápido y que solo necesitas ese ‘plus’ que sabes puedes dar y más ahora. Súbitamente, testereas una ola de energía que no sabes si esta a la par o delante de ti e intentas desparecerlo con tu cuerpo y energía. El último segundo, el último trágico segundo... Una milésima de segundo te separa de la gloria, al únicamente poder ver, de la parte lateral a la inferior del alma de tu contrario. Sientes que una, tal vez dos o hasta tres te dejan atrás. Subes al podio temeroso, dibujas una melancólica sonrisa de felicidad y aguardas. El segundo escaño te espera, finalmente, fuiste el primer perdedor.
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