miércoles, 25 de abril de 2007

Tevelisión

Ni una palabra. Enmudezco. Ni una palabra. Punto. Si se leyera todo lo que he escrito, incluso los signos, se leería tres veces seguidas punto, pero ya he dicho demasiado. Me silencio. Desquiciada y súbitamente sofoco las palabras que no he dicho, tapándome la boca con la mano derecha y apretando insistente y fuertemente con la siniestra. Ni una palabra. En trance, mis ojos permanecen impávidos y mi pupila se dilata cada vez más, presiento que explotará en cuatro segundos y parpadeo a los tres. Muchas palabras. Al final, ni una sola palabra. Nadie me ha escuchado, soy casi como aquel relato del árbol que cae y que no produce sonido, aunque siempre he pensado que sí lo hace, pero callaré, odiaría dejar sin cuestiones filosóficas a los que se ponen a pensar más tiempo del debido en ello. Demasiadas palabras que al final nadie ha oído, ni siquiera podría decirse que estoy loco porque nadie me ha visto siquiera mover mis labios, gritar deletreando palabras en silencio, hablar para mi y para nadie a la vez... tal vez he esbozado una sonrisa, solo tal vez, pero no me he dado cuenta. Ni una palabra.

La orilla de la cama es el lugar, los noventa grados que conforman al borde (como todos los bordes) son mis preferidos, creo que eso lo aprendí hace poco, no lo sé, ¿qué tanto se puede saber siendo tan pequeño? Se estira por completo como por arte de magia dicha parte de mi cuerpo que se encuentra en mi mitad inferior, ladeada y acomodada pero incómodamente a mi izquierda, que para abreviar le denominare como ‘pierna’, su parte equivalente se arrejunta al calor de su quasi-gemela (que también llamaré pierna, pero es de suma importancia no confundir ‘pierna’ con la primera ‘pierna’ descrita... podría ser caótico el asunto) pareciera que el conjunto de las dos ‘pierna’ es una perfecta directriz de un triángulo rectángulo trazada con un compás gigante utilizada justo para indicar donde se encuentra la coyuntura más importante de mi cuerpo a la cual no le denominaré de ninguna manera para que mi texto siga siendo de 'clasificación A'. Ni una palabra. Pero esta vez estoy seguro de haber dibujado los cimientos imperfectos de mi sonrisa a lo largo de un rostro ajeno a la mente. Al final, dudo seriamente que los compases se hayan creado para corroborar que los cuerpos humanos son perfectamente imperfectos y que las directrices sean para determinar como me encuentro posicionado en este momento... aún así creo que formo un perfecto ángulo de –90 grados ya que ahora estoy sentado a la inversa. 270 grados... alguna vez pensé que no podía, pero lo hice, me retaron a multiplicar un número de tres cifras por otro numéricamente idéntico, mentalmente; lo intento... 270 grados por la mitad... 270 por 135... 36450, seguramente es ese el resultado pero lo confirmaré luego. Ni otra, ni ninguna palabra.

Es increíble, tanto tiempo pensando y sigue sin haber palabras; seguramente siquiera se imaginan lo que estaba pasando; siendo temprano, un cuarto ennegrecido por el horario de invierno, sombrías sombras externas dibujando variadas y coloridas líneas caloríficas por la rapidez de su movimiento, vaho cubre-ventanas y el destello más importante del secuestrante lugar mide alrededor de 7 decímetros, 70 centímetros o tan solo 700 milímetros, y yo, siendo más grande que él, me encuentro hipnotizado por su adictivo contenido... creo que no es de importancia medir cuidadosamente su altura, resaltando su efecto.

Zombie. El corazón siento que estalla, imágenes rojas, azules, verdes y colores que seguramente mis ojos no alcanzan siquiera a percibir pero que se cuentan como pixeles en los celulares, forman imágenes que aparecen en la pantalla y penetran en mi cerebro. Mi atención se enciende a la par del comienzo de aquel tremendo acontecimiento. Como si no fueran suficientes mis principios de sordera y aún escuchando bien, subo el volumen para escuchar su voz y así aislar cualquier ruido externo al del aparato. De abstenerme siempre y denominarme la mayor parte de las veces como ateo, REZO y rezo en serio, pido por mi, por mi aparato, por mi mamá y su pago oportuno y en un último, pero no menos importante caso, por la Compañía de Luz y Fuerza del Centro y en que hayan cumplido cabalmente su trabajo y no haya cortes ni apagones repentinos de su material principal de trabajo... etc. etc. Todo por eso tan precioso que va a suceder. Detesto las interrupciones, la estúpida frase del ‘to be continued’. Me podría también encasillar como vividor del presente ya que odio el mañana, odio esperar. La intriga me carcome los huesos y quisiera explotar y despotricar en contra de los medios, de los productores, del maldito editor de este tonto comercial de bebidas energéticas que pasan cada 7 minutos con 39 segundos, soporto de todo, menos los comerciales; me inhibe el sueño esa intriga, daría todo por solamente vivir para esto. A veces ruego un poco más, ruego por la vida del presidente... Imagínense si lo llegaran a matar... Otras veces solamente pido por el narcotráfico para que no agarren a ningún capo y unas tantas más deseo inhibir mi fisonomía... Sí, si se lo preguntan soy una muy buena persona que busca el bien de todos pero lo más importante es que ¡Interrumpirían mi programa!

Mientras tanto disfruto de las emociones, del tedio de esperar, de la frustración de cada nuevo comienzo y la recapitulación de los últimos 900 segundos del capítulo anterior. Aún así el aparato sigue inmutable, emitiendo flashasos memorables en mi inconsciente, jamás cambia el canal... no hay errores, todo está ya calculado. Mi vida depende de una simple y vana historia... ¿Y qué es lo más triste del asunto? Qué fácil de respuesta es esa pregunta... Que esta historia debe terminar algún día... Termina y enciendo mi cerebro de nuevo... Ni una palabra.
...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aclaración:

Un comenatrio llamó mi atención: 'Seguro te inspiraste en Cortazar' Sorprendido y un poco molesto conteste -No, jamás lo he leido ¿porqué lo dices?- a lo que mi compadre me contestó también sorprendido que << hay un pedazo que es muy parecido, casi idéntico a un cuento de Julio... Cuando leas "Instrucciones Para Subir Una Escalera", entenderás >> Ipsofacto, pedí a mi mujer que busacara el cuento, al momento que ya me lo estaba pasando... Leí y casi me derrumbo... la verdad me sentí muy mal, como si hubiese plagiado algo, y que siquiera sabia había hecho. Espero poder culpar a la Sincronía que existe en este mundo y espero que no se mal interprete, sigo sin leer a Cortazar mas, después de todo, me sentí bastante orgulloso de ser comparado con él y con su excelso argot literario (involuntariamente) y de la sincronía que derivó mi inocente plagio.

Gracias

Jorge Daniel García Martínez